REFLEXIÓN DOMINGO 1° DE NOVIEMBRE – FIESTA DE TODOS LOS SANTOS
Hoy el Evangelio nos habla de un deseo y anhelo profundísimo del corazón humano…Todos anhelamos SER FELICES…y este profundo deseo es sembrado por Dios en nuestras vidas…sólo que muchas veces, pensamos que la felicidad está en el lugar equivocado.
Jesús, al comienzo de su predicación, ya marca el camino, nos da las pistas necesarias para vivir plenamente felices. Y en esto consiste la SANTIDAD, en ser FELICES a la manera de Jesús.
¿Cuáles son estas “pistas” que nos indica Jesús para llegar a la felicidad verdadera?
Vivir con poco, sólo lo necesario (Felices los pobres)
Vaciar nuestro corazón de violencia y agresividad (Felices los mansos)
Aprender a sufrir con el que sufre, ponerse en el lugar del doliente (Felices los que lloran)
Seguir soñando con una sociedad y un mundo más justo y fraterno (Felices los que tienen hambre y sed de justicia)
Perdonar en lo más hondo del corazón (felices los misericordiosos)
Custodiar nuestro corazón para no dejarnos habitar por el odio, el engaño, los intereses ambiguos (felices los limpios de corazón)
No desalentarnos ante las dificultades y los obstáculos cuando queremos buscar el bien de todos (felices los que trabajan por la paz)
No renegar del sufrimiento cuando buscamos ser fieles a Jesús y su Proyecto (felices los perseguidos)
Y Dios, el Dios amigo de la vida, es el garante último de la dicha del ser humano.
Hoy también celebramos a todos los Santos, no sólo a los santos declarados por la Iglesia, sino también a todos aquellos,que, como dice Francisco, “viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios”. Celebramos hoy a tanta gente que vive bien y hace el bien, sin mirar a quién.
Nos dice Francisco: “Atrévete a ser más, porque tu ser importa más que cualquier cosa…Puedes llegar a ser lo que Dios tu Creador, sabe que eres, si reconoces que estás llamado a mucho…camina con confianza hacia la gran meta: la santidad” (CV 107)…” Tú tienes que descubrir quién eres y desarrollar tu forma propia de ser santo…llegar a ser santo es llegar a ser más plenamente tú mismo, a ser ese que Dios quiso soñar y crear, no una fotocopia…si copias privarás a esta tierra, y también al cielo, de eso que nadie más que tú podrás ofrecer” (CV 162).
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