martes, 31 de diciembre de 2013

Clorinda, objetivo cumplido!!




Con el trabajo en común, los esfuerzos personales y la generosidad de herman@s de la comunidad "San Pío X", logramos ir a Clorinda para acompañar a la Neli en su consagración definitiva al Señor.
Fuimos y volvimos muy content@s, muy llenit@s de Dios...
Ayudamos en lo que pudimos, en las necesidades que fueron surgiendo...



Fuimos testigos de tus votos, Neli y nos comprometemos a seguir rezando por vos...


Por todo, damos gracias a Dios!

jueves, 26 de diciembre de 2013

Palabra de Dios Encarnada

“Jesús Sacerdote,
lleno de misericordia y ternura,
rompe la rigidez legal y cultual,
para ponerse en la sintonía de los corazones,
enderezar, liberar.
Inclinado hacia la persona humana
inclina con Él el Amor del Padre,
cubriendo el vacío y la ruptura
que el pecado provocó”
(Con corazón Sacerdotal)

"Así se lo llama a Jesús en una especie de “prólogo” con el que arranca el evangelio de Juan (1,1-18). Después la expresión desaparece incluso en este mismo evangelio. Nadie vuelve a hablar así en las primeras generaciones cristianas. Sin embargo, esta expresión servirá más tarde para ahondar, desde la fe cristiana, en el núcleo mismo del misterio encerrado por Jesús.
En la terminología de este prólogo está resonando la categoría griega de Logos, la fe judía en la “Palabra” de Dios y la meditación sapiencial sobre la “Sabiduría”. Como es sabido, en la cultura griega se siente la realidad como transida de racionalidad y sentido; las realidad no es algo caótico e incoherente; en ella has Logos; las cosas tienen su “lógica interna. Por otra parte, según la fe judía, Dios no tiene imagen visible, no se lo puede pintar ni esculpir, pero tiene voz; con la fuerza de su “Palabra” crea el universo y salva a su pueblo. Por eso, según la tradición sapiencial de Israel, el mundo y la historia humana no constituyen una realidad absurda, pues todo está sometido y dirigido por la “Sabiduría” de Dios.
Este precioso himno joánico subraya sobre todo la fe judía. La Palabra está ya “en el principio” de todo. No hemos de entender esta Palabra como algo creado. Esta Palabra es Dios mismo hablando, comunicándose, revelándose en la Creación y en la historia apasionante de la humanidad. Todo es creado y dirigido por esa Palabra. Por todas partes podemos intuir sus huellas. En esa Palabra está la “vida” y la “luz verdadera” que ilumina a toda persona que viene a este mundo. En el mundo hay también tinieblas, pero “la luz brilla en las tinieblas”.

Todo esto es creído por los judíos y puede ser aceptado por muchas personas de la cultura helénica. Lo insólito es la audaz proclamación que viene a continuación: la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Ahora podemos captar la Palabra de Dios hecha carne en este Profeta de Galilea llamado Jesús. No es fácil. De hecho ha venido al mundo y el mundo no lo ha reconocido; ni siquiera los suyos la han recibido.  Pero en Jesucristo se nos está ofreciendo la “gracia” y la “verdad”. Nadie nos puede hablar como él. Dios ha tomado carne en él. En sus palabras, sus gestos y su vida entera nos estamos encontrando con Dios. Dios es así, como dice Jesús; mira a las personas como las mira Él; acoge, cura, defiende, ama, perdona como lo hace Él. Dios se parece a Jesús. Más aún, Jesús es Dios hablándonos desde la vida frágil y vulnerable de este ser humano".
J.L. Pagola