lunes, 19 de marzo de 2012

Dejando fluir la Ternura

Aquí me pongo a  cantar
a Don José carpintero
quien obediente al deseo
del Señor escuchó
cuando Gabriel anunció
a la Santísima Virgen,
un poco se confundió
pero después comprendió
la Voluntad del Señor.

Te sabemos, José,
Paisano de tu pueblo,
humilde, casto y trabajador.
Capaz de ser compañero,
Padre, Amigo y luchador.

(Grupo de Jóvenes "Hermanate", Batán)




En el altarcito, junto a alguna imagen de San José, la Palabra, la velita y lo que queramos agregar, colocamos unas piedras.
Nos acercamos a San José varón casto y tierno. Y en este tiempo (particular, de cambios en nuestras comunidades, porque recibimos o enviamos a alguna hermana) podemos contemplarlo para aprender cómo se edifica, cómo se hace hogar, cómo se enciende el calorcito en la comunidad.
üLe podemos preguntar qué le susurraba a Jesús en la cuna, qué sentimientos y pensamientos pasaban por su corazón en sus ratos de intimidad con Jesús…
            (Escuchamos la “Canción del Carpintero”)
Mientras te acuno en mis brazos
entre lágrimas de amor
es que a veces no comprendo
este pobre corazón
Y pensar que había pensado
abandonarla en secreto
de no haber sido por el ángel
y de lo que dijo en aquel sueño
Si todavía me cuesta creer
que se haya fijado en mi el cielo
Espero sepas comprenderme
yo sólo soy un pobre carpintero
Aquí cuidando de tu madre
y contigo aquí en mis brazos
soy más feliz que el hombre más feliz
que la tierra haya pisado
Pero está tan fría esta noche
estamos tan lejos de casa
¡Ay Dios, qué raros son tus planes!
dije a la noche estrellada
Hubiera querido darte un palacio
y no este agujero,
pero tú sabes, no hay lugar para el
hijo del carpintero
Y te cantaré canciones
de nuestro pueblo y su cansancio
inclinado ante la cuna
que haré con mis propias manos
Cuando crezcas, cada noche te contaré
historias de sembradores,
de semillas, de tierra fértil,
de ovejas perdidas y de pastores;
de un hombre que encontró un tesoro
y por él lo dejó todo

y así sabrás cuánto te quiero...
Y que aquel hombre es este carpintero
Y te veré crecer despacio
en cada primavera,
te hablaré de nuestro Dios
te enseñaré lo que pueda
Éste, el hombre que soy
es todo lo que puedo darte
no tengo oro, ni plata
sólo un corazón para amarte
El que sólo entiende
de clavos y madera
el que por ti daría,
daría su vida entera
Es que por ti daría... mi vida entera


ü   Dejamos que José nos recuerde algún texto bíblico…podemos ir diciendo en voz alta esos textos de la Palabra que pronunció Jesús, pero que intuimos que son herencia de la sabiduría de José.
ü   En esta fiesta, vamos a escuchar, a la luz de la Compañía, de San José
el Evangelio de Mateo 7, 24-28
“En el texto de acabamos de proclamar hay una palabra-símbolo central, la palabra “roca”, que designa una piedra o una parte de ella muy dura y sólida. También se les “rocas” a los peñascos, casi siempre estribaciones de montañas, que se levantan en algún lugar de la tierra o del mar.

Simbólicamente, la “roca” tiene el valor que se desprende de su naturaleza: es símbolo de la firmeza, lo inmutable, lo estable y en cierto modo lo indestructible.

En el texto, la roca se contrapone a la arena, que paradojalmente es polvo de roca. La arena es la consecuencia de lo que el tiempo, las tormentas y diversas otras agresiones naturales le hacen a la roca. De modo que estas dos imágenes no están elegidas por casualidad. Lo peligrosamente grave de este asunto es que uno pudo haber construido su casa sobre una roca, que le paso del tiempo fue convirtiendo en arena. Eso lo sabemos: toda construcción que no se mantiene, que no se revisa, se deteriora inexorablemente con el paso del tiempo.

También en el texto Jesús nos habla con otra imagen importante, nos habla de la casa. Y si nos detenemos a observar la naturaleza podemos ver que todos los animales, aún los más pequeños, como las abejas, construyen su guarida, se protegen con eficiencia y con gran belleza. Sin embargo es el ser humano el único que habita su casa, porque es el único cuya guarida se convierte en hogar, en un lugar con emociones, razones y sentido.

El texto también nos habla de los cimientos que vienen a ser algo así como las raíces de la casa, que la arraigan sólidamente en su lugar. Por el contrario, una casa sin cimientos sólidos es una construcción sin fundamentos, sin asidero, expuesta al vaivén de la tormenta.

Ahora que hemos examinado los símbolos del texto, podemos dejar que ellos nos hables del amor. Ya se trate del amor eros-familia o del amor ágape-universal, lo importante es habitar la experiencia de amar. La buena noticia es que es posible amar como si fuera una experiencia construida sobre roca. La buena noticia es que es posible vivir el amor de una manera transparente y genuina. La palabra castidad tiene un antiguo origen, que proviene de la agricultura y se refiere a algo que ha sido expurgado y tamizado de impurezas. En otras palabras, es la castidad la que hace que el amor sea verdadero, la que nos regala la capacidad de amar generosamente, sanadoramente, inteligentemente, comprometidamente, de amar tiernamente. Ya se trate del amor eros-familia o del amor ágape-universal, estamos invitadas a revisar los cimientos, para que nuestro amor sea un hogar para cada uno, un hogar firmemente y fielmente enraizado en nuestras opciones.”

ü   Acercarse al centro, recoger una roca y en una palabra decir lo que se siente invitado a revisar, fortalecer, confirmar, etc. Para seguir amando, como quien habita una casa cimentada e la roca firme del genuino amor.
Enseñanos José
cómo se avanza sin “pisotear”,
cómo se colabora sin “imponerse”,
Cómo se ama sin reclamar.

Decinos José
cómo se vive siendo número dos,
 cómo se hacen cosas fenomenales
 desde un “segundo puesto”.

Explicanos, José,
cómo se es grande sin “exhibirse”,
 cómo se lucha “sin aplauso”,
cómo se avanza “sin publicidad”,
cómo se persevera y se muere
sin esperar “homenaje”. Amén