jueves, 3 de septiembre de 2015

Hna. Beatriz Sisti

Por Hna Elvira Gómez, APSM
"Tenía 18 años, pertenecía a la Parroquia de Santa Rosa de Lima y podría decirse que "de la mano" del Padre Carboni vivió su adolescencia y juventud, mientras estudiaba comercial en el "Euskal-Echea" y se proponía abordar la Universidad en la Facultad de Química.
Pero, el llamado del Señor golpeaba fuertemente y con el estímulo y la fortaleza del Padre Carboni, decidió enfrentar a su padre en la audiencia con el Juez, por la minoría de edad y la negativa persistente.
Esto debe haberla marcado mucho, porque al correr de los años, me comentó, que no aconsejaría a ninguna candidata hacer lo que ella hizo. Recalcó que actuó sin presiones y con entera liberta.
Pasado el tiempo el Señor le proporcionó la gracia de atender a su papá en el Sanatorio, antes de morir. Seguramente que ahí habrá llegado la reconciliación.
Con una inteligencia superior, una sensibilidad exquisita, analiza y desentraña todos los problemas, tanto en el orden intelectual, mecánico o doméstico, resolviéndolos. 
La música clásica, su predilecta, es la que suavemente, acompaña todo su trabajo.
Recuerdo cuando el Padre Carboni en el Noviciado viéndola, me dijo sonriente: es racional y lo hemos comprobado, especialmente ahora en el campo de la informática y de Internet que la fascinan.
Pasó por varias comunidades y fue con otras Hnas a fundar la Casa del Siambón, en Tucumán, cerca del Monasterio Benedictino. Recuerda siempre la panorámica de ese paisaje indescriptible y la sencillez luminosa de la gente del valle.
Algunos de los monjes con quienes trabó profunda amistad, la visitan cuando vienen a la capital, recordando otros tiempos.
Es secretaria en la Casa del Catequista y trabaja muy bien con el Padre Alejandro. En un diálogo interesante, inteligente, va solucionando los pequeños problemas del conjunto de Equipos que se desempeñan en esa Casa.
Fue Superiora General en un período de la Congregación y se ocupó mucho de las jóvenes vocaciones.
También integró el Equipo en la redacción de las renovadas Constituciones. Su trabajo fue muy bien logrado.
Pero, el ejercicio de la autoridad, tal vez, por un exceso de responsabilidad o el temor de no hacerlo perfecto, la pone tan tensa que casi la transforman.
Ahora es integrante del Equipo de Economía General y lo hace a la perfección. Gracias a su tramitación podemos gozar de los "magros" beneficios de las jubilaciones que son, para nosotros, un refuerzo.
Actualmente, en los pocos momentos que le deja el trabajo pastoral, corre a atender a la mamá de 86 años que está a su cuidado y otra vez, con su amor paciente y filial, ha conseguido la reconciliación.
Una nietita hermosa que sufrió desde su nacimiento diversas operaciones en tres meses y las superó, es ahora el encanto de toda esa familia que, indudablemente, sufrió mucho el alejamiento de Beatriz.
El Señor recompensa con creces, pero también nos dice: "Si quieres toma tu Cruz y sígueme"
El "toma tu cruz y sígueme" se concretó en un tumor canceroso cerebral que pese al tratamiento de quimio, rayos, resonancias y demás, aconsejados por los oncólogos, fue minando su organismo -hemiplegia, pérdida del lenguaje- y mostrando la fortaleza en la lucha de esta querida hermana para rescatar lo que ya perdía.
Fueron testigos las Hnas de la Casa General y de las comunidades que se prestaron a aliviarla, aún las Novicias y Postulantes, todas, que la atendieron con tanto amor y entrega fraternal.
Y María Benedicta, olvidándose de sí misma, corría de un lado a otro consiguiendo fechas, turno, ambulancias en Sanatorios y médicos. Y para aliviar un poco lo que veía, continuamente ofreciéndole lo que sabía -porque vivió 13 años en nuestra comunidad- que podía gustarle y que, a veces, sólo probaba para agradecer la solicitud.
El P. Alejandro y las compañeras que la vieron trabajar en la formación y el caminar de la Casa del Catequista, sorprendidos y doloridos, aceptan, como todas, los designios amorosos del Señor."

                                                                       En otro aniversario de tu pascua, el 3 de septiembre de 2001, 
te recordamos con cariño y nos confiamos a tu intercesión