“Fue una de las primeras: conoció
al Padre y a Lucía allí en el barrio de San Lorenzo, donde vivía. Bebió en la
misma fuente desde muy niña y ese matiz perdura en ella. Veneró al Fundador y a
Lucía.
Muy inteligente, con un espíritu
muy fuerte que desborda en ese cuerpo frágil, enfermizo, instrumento de su
cruz: una estrechez de esófago tal que hasta un grano de arroz la ahogaba.
Así pasó toda su vida religiosa
dándose generosamente porque si algo en ella la caracteriza es su celo
ardiente, su espíritu apostólico.
La hemos visto en todas las casas
por las que pasó, prescindir de sus dolencias, para llevar la Palabra , la Buena Noticia a todas las
gentes, en la Catequesis ,
liturgia –amaba con pasión- en Cursos y Encuentros Parroquiales, Diocesanos,
Regionales, con la colaboración y animación de las Religiosas en las diversas
Juntas Diocesanas; de Juventudes, entre el laicado y, últimamente con más
acento hacia los pobres y desposeídos en los lugares donde la obediencia la
envió: Alto Verde y Santiago del Estero, cambio que le costó asumir y ahora,
plenificada da gracias a Dios por “el ciento por uno” que recibió en la acogida
y sencillez de esa gente.
Fue Consejera en un período del
Gobierno General y las Hermanas que han conformado las Comunidades a las que
animaba como Responsable, la recuerdan como hermana que tiene solución para
todos los problemas porque exige acompañando para que no desvirtúe el espíritu
de la Auxiliar
que recibió como legado y que tan celosamente defiende.
En este último tiempo, además de la Catequesis familiar,
cumple en Goya una misión muy acorde con su personalidad: congrega a laicos
amigos quienes conociendo el espíritu del Padre Carboni, quieren vivirlo en sus
propios estados y así, madres, jóvenes,
y mayores, señoritas solteras, y últimamente también varones y, creo que algún
sacerdote, se sienten convocados.
El Sr. Obispo de Goya ha querido
ampliar la acción de este grupo incipiente y con espíritu eclesial ha pedido
que esta rica y fecunda tarea pastoral mediante la oración y testimonio, según
ese espíritu, abarque a todos los Consagrados en la Iglesia , sacerdotes y
seminaristas.
La edad trae sus límites: una
sordera pronunciada cada vez más irreversible, no le quita, no obstante el
entusiasmo, pero va constituyendo un impedimento para su acción pastoral”.
Hna. Elvira Gómez
Sus últimos años, antes del
Encuentro definitivo con Jesús, siguió donándose con su alegría, energía y
fidelidad característica en la Casa General.
Su pascua fue el 23
de agosto de 2012 .
¡Gracias, Señor por la vida
ofrendada de Juliana!
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