domingo, 20 de diciembre de 2020

4to Domingo de Adviento

 Reflexión del Evangelio de Lucas 1,26-38

 

Ya estamos muy cerca de celebrar nuevamente este grande misterio que nos conmueve cada año: un Dios que buscó siempre acercarse a la humanidad, y que, definitivamente, decide compartir la vida, lo cotidiano, la temporalidad con nosotros, y para eso, se hace HOMBRE.

María, una jovencita de una aldea llamada Nazaret, es VISITADA por Dios, a través de un ángel, un mensajero que le trae una Buena Noticia: Él, el Dios de sus padres, le viene a proponer que ella le “preste” su cuerpo, para unir en su propia carne y en su propia sangre, al hombre con Dios. La humanidad de María será para este Niño, una casa, donde crecerá durante nueve meses, asumiendo los mismos procesos de crecimiento que todos los hombres tenemos que transitar, hasta el momento del parto. Ella le ofrece espacio en su propio cuerpo.

Contemplémosla a Ella en estos días previos a la celebración del nacimiento. Seguramente nos enseñará cómo hacer nosotros también espacio en nuestras vidas, para que nazca Jesús.


 

A la Virgen nos confiamos todos los días las Auxiliares parroquiales. Y es que somos “de Santa María”. Solemos rezar diciendo que esta es una Obra Suya (así gustaba de decir nuestro fundador, el Padre Rodolfo Carboni).

Confiemos nuestras vidas a Ella que es Madre y sabrá cuidar de cada uno de nosotros.

 

Por Hna María de los Ángeles Puy

domingo, 13 de diciembre de 2020

3er Domingo de Adviento

 DOMINGO DE LA ALEGRÍA

Reflexión del Evangelio

 

“Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, a partir de las tres, empezaré a ser feliz”. El Principito.

Esta sabiduría del Principito, me parece que expresa muy bien lo que la Iglesia quiere vivir este domingo, en este caminar hacia la celebración de la Navidad. Y es que la verdadera alegría se da en el ENCUENTRO, pero se va gestando en el tiempo previo, en el que nos preparamos, y cuando van tomando forma muchos de los detalles de ese encuentro.

En toda la Palabra de Dios, muchas, muchísimas veces, se nos habla de la alegría. También en las lecturas de este domingo hay expresiones, signos, figuras, imágenes que nos hablan de esto.

Se habla de llevar la buena Noticia, de proclamación de liberación, de año de gracia, de un desborde de felicidad y de regocijo, de brotes de vida nueva, de germinación de justicia, de alabanza y de canto, de un estremecimiento de gozo…en fin…muchas maneras de llamarnos a esta actitud fundamental durante este tiempo de preparación…

¿Y cuál es el sentido de esta alegría, por qué debemos estar “siempre alegres”? Porque “el Señor está cerca”.

En el Evangelio, Juan se nos presenta hoy como “testigo de la luz” y como una “voz que grita en el desierto”. Ya lo decíamos el domingo pasado: el desierto es un espacio teologal (de encuentro con Dios) y existencial (hecho de experiencias concretas de nuestra vida). Y es allí, donde podemos escuchar y acoger, la alegría de la novedad que viene a nuestras vidas.


Como también nos dice El Principito: “Lo hermoso del desierto es que en cualquier parte esconde un pozo”.

 

Por Hna María de los Ángeles Puy apsm

domingo, 6 de diciembre de 2020

Segundo Domingo de Adviento

 Reflexión del Evangelio según San Marcos 1,1-8

El Evangelio de hoy nos presenta un personaje y una imagen. Hay alguien que clama, que grita, que anuncia, pero lo hace en el desierto. El desierto es en la Biblia, un lugar teológico. Allí, Dios se muestra, conduce y cuida, como lo hizo con el pueblo de Israel durante 40 años, antes de llegar a la tierra prometida. También es el lugar donde Él preferentemente habla, porque su voz es como un susurro, como el susurro de los enamorados cuando se dicen cuánto se quieren…


 

Pero también es un lugar existencial. Cuántas veces no hemos atravesado por momentos en que sentimos la soledad, el vacío, el silencio vertiginoso que nos invade cuando experimentamos que Dios calla, y que ya no tenemos dónde sostenernos.

Allí, en ese espacio teologal y existencial, es donde aparece una VOZ, que vuelve a invitarnos a preparar el camino (claro…en el desierto no suele haber caminos ni autopistas), a disponer todo para la llegada del Señor, quitando lo que sea obstáculo para que Él venga. 

¿Qué nos dice esta voz?: escuchen, preparen, enderecen…llega Alguien que viene a traernos una novedad

Nos dice nuestra Hna. Lucía Gil Elizalde a propósito de la figura de Juan el Bautista: “Tres de los cuatro evangelios de los domingos de Adviento evocan la vehemente figura del profeta del desierto, que encarna toda la profecía, el alma de Israel, en los preludios del día de Dios tantas veces anunciado…Sin duda alguna que el día que los dos temas de la predicación del Bautista – justicia y humanidad – se graben plenamente en nuestras almas, ese día habremos comenzado por el verdadero principio y habremos encontrado realmente el camino que conduce a la verdadera felicidad”.

Vivamos este tiempo que se nos regala, con verdadero sentido de HUMANIDAD, porque Aquel que quiere venir a nuestra vida y a nuestra historia, es también plenamente humano, y sólo lo encontraremos en esta humanidad que somos.

 

por Hna María de los Ángeles Puy

domingo, 29 de noviembre de 2020

 

REFLEXIÒN PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

Evangelio según San  Marcos 13,33-37

 

Comenzamos hoy un nuevo año litúrgico. Volvemos a iniciar un itinerario “en espiral” alrededor del Misterio central de nuestra fe: la Muerte y Resurrección de Jesús. Así, como nos dice tan bellamente Dolores Aleixandre, “cada año recorremos este camino y en él nuestra existencia se va configurando progresivamente con la del Señor y se hace más profunda nuestra marca del “acento galileo” que permite que se nos reconozca como discípulos suyos”.

Hoy Jesús, casi diríamos que en continuidad con lo que veníamos escuchando durante estos últimos domingos, vuelve a advertirnos: “tengan cuidado y estén prevenidos!”. Tres veces nos dice en este corto pasaje del evangelio: “estén prevenidos”. ¿Y cuál es la actitud que se nos pide? Estar despiertos. Este es el aviso urgente del Adviento.


 

Y es que muchas veces se nos pasa la vida sin siquiera advertir Su Presencia en medio nuestro. Claro…es una presencia, tal y como la describe el Evangelio, que se parece a la del ladrón, que llega en el momento menos esperado…Es una llamada apremiante: necesitamos estar abiertos al misterio de su Presencia.

El Señor viene, el Señor pasa…Si estamos despiertos, atentos a su Voz, Él entrará en nuestra vida para quedarse con nosotros.

Nuestra Hna. Lucía Gil Elizalde nos decía: “El presente es la visita de Dios”. Es por eso que hemos de estar abiertos, atentos, despiertos, para que el Señor no pase sin ser advertido por nosotros.

Él quiere visitar esta “viña” (Salmo 79). Recemos con el salmista: “Que tu mano nos sostenga, para nunca apartarnos de Ti”.

María que, durante nueve meses, esperó a su Hijo, sostenga nuestra esperanza, tan desafiada en estos tiempos.

 

por Hna María de los Ángeles Puy

 

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

SOLEMNIDAD DE CRISTO, REY DEL UNIVERSO

 Reflexión del Evangelio 

según San Mateo 25,31-46

Estamos cerrando nuestro año litúrgico, y se nos invita a contemplar a Jesús, como Rey del Universo, frente a quien todas las naciones deberán comparecer un día, para recibir el juicio definitivo de la historia.

Sin embargo, lo que nos dice hoy la Palabra, no debería perderse en la universalidad, como algo lejano a nuestras vidas. Jesús nos habla de ser el Rey, el Dueño, el Pastor de nuestra propia existencia. Por eso, nos advierte sobre lo que será juzgado ese último día. Se trata de actitudes cotidianas y muy concretas, que tienen que ver con la COMPASIÓN. Es decir, cómo nos hemos comportado frente al sufrimiento del hermano.

Si somos sinceros, no podemos pasar de largo frente a las advertencias de Jesús. Se trata de dar una respuesta concreta a una necesidad vital de aquel que se cruza con nosotros en nuestro camino. Sólo si asumimos esta actitud en nuestra vida cotidiana, podremos un día ser llamados por Jesús BENDITOS DE MI PADRE. 

Nuestra hna. Lucía Gil Elizalde, nos dice al hablarnos de la visita a los pobres: Hay que ver en todos los necesitados los miembros que sufren del Salvador Crucificado. Seamos compasivos. El peso que ellos llevan es bien pesado. Nada los hará tan felices como el sentirse comprendidos y ver que los ayudamos material y espiritualmente…

Estamos llamados a encontrar al Rey de nuestra vida y de nuestra historia, en los pobres. Si servimos a los pobres, estamos sirviendo al mismo Dios.
 
Por Hna María de los Ángeles Puy