¡Oh
Jesús, Pontífice Eterno!,
Tú, que en un impulso de incomparable amor a
los hombres,
hiciste brotar de tu Corazón el
sacerdocio cristiano,
dígnate continuar derramando sobre tus ministros
los tesoros vivificantes de tu Amor Infinito.
Vive
en tus Sacerdotes,
transfórmalos en Ti,
hazlos
instrumentos de tu misericordia.
Obra en ellos y por ellos
y,
después de haberse revestido de Ti,
por la fiel imitación de
tus virtudes,
cumplan en tu Nombre y por el poder de tu
Espíritu,
las obras que Tú mismo realizaste
para la salvación del
mundo.
Vuelve
Señor a nosotros, por tus sacerdotes,
obra por ellos y pasa de nuevo por el mundo,
enseñando, perdonando,
consolando,
sacrificando y renovando los lazos del amor,
entre
el Corazón de Dios y el corazón del hombre.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario