"Ningún siglo y ninguna nación pueden considerarme de su propiedad.
Yo pertenezco a todos los tiempos y a todos los pueblos".
Se me han dado muchos nombres...
pero el nombre que yo misma he escogido es:
MADRE DEL PERPETUO SOCORRO
Día Primero: Santísima Virgen María, quisiste que te llamemos Madre del Perpetuo Socorro, te suplico me socorras en todo tiempo y lugar, no permitas que la soledad se apodere de mi corazón, acompañame, Madre mía.
Día Segundo: Madre del Perpetuo Socorro, dame fuerza para vencer las tentaciones, asistime en mis caídas, en mis dificultades, que sienta siempre tu calor maternal, sabiendo que siempre me protegerás.
Día Tercero: Concedeme, Madre mía, el pensamiento y la costumbre de recurrir siempre a Vos, sabiendo que si voy a vos, siempre me recibirás.
Día Cuarto: Virgen santísima del Perpetuo Socorro, bendecí mi vida y mi accionar, rogá por mí ante tu Hijo, por mi familia, por mis hijos, para que seamos dignos de alcanzar una muerte esperanzadora junto a Jesús en su Reino.
Día Quinto: Amadísima Señora del Perpetuo Socorro, iluminá a los gobernantes de este país y del mundo, para que sean fieles y justos al mandato que se les ha encomendado. Iluminá sus corazones para que gobiernen equitativamente y logren que la gente viva un poco más feliz.
Día Sexto: Señora Nuestra, Vos que fuiste colmada de alegría en la Resurrección de tu Hijo, concedenos que perseverando en la oración con la Iglesia, nos dispongamos a recibir los dones del Espíritu Santo, y guiados por ellos nuestra vida sea un testimonio de fe, esperanza y amor, y un día podamos gozar contigo la alegría del Reino. Por Jesucristo, nuestro Hermano y Señor.
Día Séptimo: María, Señora Nuestra del Perpetuo Socorro, Vos que nos acompañás, nos guardás, nos defendés, nos animás, nos sostenés, enseñanos a buscar consuelo y fortaleza en la oración y en los Sacramentos que nos dejó la bondad y la misericordia de tu Hijo Jesús.
Día Octavo: María, nuestro Eterno y Perpetuo Socorro, que comprendamos que mientras vos seas nuestro Perpetuo Socorro, a nada debemos temer y nunca permitirnos ser indiferentes ante la necesidad de alguien que precisa de mí, pues yo tendré la recompensa en Vos y en tu Amor.
Día Noveno: Virgen María, tu Hijo estando en la Cruz, quiso que fueras Madre nuestra, y quisiste que eternamente te llamemos nuestro Socorro Perpetuo, gracias, María, por elegir quedarte siempre con nosotros y socorrernos en nuestras dificultades. Gracias Madre, por saber que siempre estás.
EL MISTERIO DE LA REDENCIÓN
El ícono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro no es un adorno, sino un mensaje.
Es una catequesis del misterio central de nuestra fe. Los diversos elementos que aparecen en él nos hablan de Dios entre nosotros, del camino de la cruz, de la intercesión amorosa de MARÍA, de la gloria y la luz (color dorado del fondo).
El ícono muestra cuatro figuras sagradas: la Virgen Madre de Dios, el Niño Jesús, y los Arcángeles san Miguel y san Gabriel. Estos personajes vienen descritos en las letras que aparecen en la imagen:
MP - OY = Madre de Dios
IC - XC = Jesús - Cristo
OAM = El arcángel Miguel
OAI = El arcángel Gabriel
Se trata de un ícono mariano que "indica": María señala a Jesús.
El Niño aparece como víctima que se ofrece.
El conjunto de la composición acentúa la realidad del dolor. Pero a la vez se pone de relieve el triunfo de Cristo en le dorado del fondo y en el modo cómo los ángeles llevan los instrumentos de la pasión.
La imagen del Perpetuo Socorro es una síntesis del misterio de salvación e invita a la oración porque en él se ve la Virgen María que acompaña la vida y la plegaria y también los misterios de la vida de Cristo: gozosos (el niño), doloroso (la cruz), y gloriosos (el color dorado del fondo).
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