"Dígale, a las Hermanas, Padre, que las he
encomendado y ofrecido a la Santísima Virgen, como si fueran una cosa enteramente mía, y que nombrándolas una por una, le he pedido acepte la Ofrenda de todas, que Suyas somos, y Suyas queremos ser, por siempre. Y dígales, también, mi Padre, por favor que he suplicado por todas las que somos, y las que seremos, la gracia de ser auténticamente de Ella, y perfumar los días que nos restan vivir, con el perfume Suyo."
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