"La encarnación como proceso histórico"
de Bonifacio Fernández
en "El Cristo del seguimiento"
La historia de Jesús pertenece al proceso de la encarnación de Dios. El Hijo de Dios no asumió simplemente una naturaleza humana; asumió su historia. La encarnación no es un hecho meramente puntual; constituye, por el contrario, un proceso que se inicia en la anunciación, continúa en la vida y la muerte de Jesús y desemboca en la resurrección del Mesías.
Que el Hijo eterno de Dios asume una historia humana significa que asume la libertad, la temporalidad, la necesidad y capacidad de decisión, la tentación, la ignorancia del futuro, la relación con los demás, la comunidad biológica y racial, las tradiciones de un pueblo, el lenguaje de un pueblo. Todavía más, Jesús no sólo asume una historia humana; hace suya la historia de un pobre, entra en la historia de los hombres situándose entre los pobres y desclasados. Históricamente el Hijo de Dios asume la condición de pobre entre el pueblo de los pobres.
La encarnación es un proceso que culmina en la resurrección de entre los muertos. El centro de nuestra fe cristiana (...) es la historia de Jesús como historia de Dios con nosotros. La resurrección de Jesús no es desencarnación ni deshistorización; es culminación de su encarnación en el mundo, plenificación de su ser-para Dios y para-los demás."
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