“Llegó al Noviciado desde Santa Fe, no recuerdo si desde Rafaela, donde estaban sus hermanos, porque Celia después que murió su mamá cuando ella era aún muy niña, pasó a vivir con una tía casada con un japonés que tenía un vivero.
Esto oímos en las conversaciones en Moreno cuando contaba dolorosas anécdotas de su niñez. La muerte de su madre la marcó y más aún cuando avanzaba en edad y podía dilucidar algunas situaciones.
Esta historia de sentirse siempre en esa casa “extranjera” le dejaron algunos complejos como “no sirvo para nada”, “no creo que pueda llegar”…!
Pero de su voluntad enriquecida por la gracia, hizo que emergiera esta audacia de dejarlo todo y seguir el llamado del Señor.
Se sentía feliz en el Noviciado y como quien va descubriendo muchas cosas de esas etapas que tuvo que saltear obligatoriamente por las circunstancias y la temeridad.
Muy abierta, conversadora, aunque siempre con el dolor escondido, tuve que convencerla uno y otro año cuando empezó sus estudios secundarios, porque “yo no puedo”, “no me animo”, “no sirvo para eso”, hasta que llegó al 5º año y consiguió su título de maestra y luego de Catequesis y algo de Teología en el Instituto de Morón.
Tuvo una actuación muy responsable en la Parroquia de Moreno mientras realizaba sus primeros años de Juniorado. Y, en la casa, fue para mí, muy confiable, responsable y trabajadora.
Fue enviada, después a varias comunidades de Auxiliares en las que se desempeñó como Animadora de comunidad. Iba creciendo, y en un Capítulo, fue elegida como Consejera General.
Algunos “rastros” de esos complejos le han quedado y sólo se manifiestan en inquietud y desazón por algunos fracasos de la vida humana que es también la vida religiosa.
Ahora, en Goya, en la Curia, siendo secretaria de Monseñor Stöckler está muy contenta y realizada. El Pastor la conoció, la valoró y al sentirse comprendida, trabaja con eficiencia y vive con gozo la vida religiosa.
Ha influido también el poder comunicarse con sus hermanos, a quienes ama con predilección: uno que trabaja aquí en Capital, la visita seguido y su hermana casada, en Santa Fe, con cinco hijos ya, con estudios a nivel terciario, luchando contra un mal que se hizo presente, pero no puede vencerla porque el ser madre y esposa, supera el debilitamiento de la quimioterapia.
La encontré muy preocupada por la salud de esta hermana para suavizar los grandes dolores y la postración de algunos días, cuando la medicina intenta con lo que hasta ahora se conoce, para aliviar o someter el mal.
Goya ofrece un gran campo de evangelización, pero el número actual de Hermanas no permite reforzar esa Casa. Esperemos que el Señor abra caminos y dé paciencia y fortaleza a las que están, para continuar una obra comenzada hace tantos años”.
Su pascua fue el 19 de septiembre de 2010
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