jueves, 30 de abril de 2020

Semblanza Hna Clara Figueiras

por Hna Elvira Gómez

"La conocí justo en el día en que entré a la Congregación, cuando atendió el timbre y me saludó tan efusivamente que me impactó y me dejó pensando: "¿Cómo me saluda así si no me conoce...?"
Después, cuando conviví en la casa de Rincón, comprobé su sociabilidad, el arte de comunicarse con los demás como si siempre los hubiera conocido.
Esta cualidad en ella tan característica le ha sido provechosa en su labor apostólica, especialmente en la catequesis de adultos, su fuerte.
Tuve ocasión, también de estar con ella en Capitán Sarmiento y es mucho decir, porque sufríamos las dos las intemperancias de ese sacerdote, enfermo de nervios y soledad que, con intransigencia inusual, exigía a los feligreses -grandes y niños- una vivencia del Mensaje según sus concepciones.

Los niños le temían tanto, que era un verdadero problema invitarlos al sacramento de la Reconciliación como preparación a su primera comunión. Y ahí estaba Clara para persuadir y acompañar.
Lo que no puedo recordar sin sonreír es cuando el párroco "abrumado" por lo económico, organizó una gran rifa y quiso usar las cualidades sociales de Clara.
Así, la acompañé al campo en donde tuvimos que pasar la noche en casa de una familia muy sencilla, excelente, porque la lluvia torrencial nos impedía la vuelta.
Fue un viaje fructuoso porque Clara vendió rifas a cuanto hombre o peón de campo veía, pero al párroco lo encontramos disgustado por el "peligro" que habíamos corrido alojándonos donde él no conocía. Pobrecito, era también muy desconfiado...!
Todas estas peripecias y nerviosismo, pese a la alegría externa, provocaron en ella un verdadero malestar interior que obligó al Padre Carboni a darle otro destino para su actividad.
Pasó por varias comunidades, pero en Reconquista, Santa Fe,, fue donde estuvo mucho tiempo trabajando muy bien en la Pastoral de esa Diócesis tan bien organizada por MOnseñor Iriarte.
En las reuniones de Religiosas ella era la que alegraba con sus "payadas" usando los nombres y características de las Hnas y lo hacía tan bien que hasta el Obispo las festejaba y se unía a la algarabía.
Una dolencia que se hacía cada vez más aguda la trajo a Buenos Aires, a Santa Rosa de Lima y cuando ya los médicos dijeron de la necesidad de una operación, estuvo meses enyesada, con la pierna inmóvil para que se consolidara lo que le habían hecho en la rodilla.
Todavía sigue caminando con dificultad y muy dolorida, pero eso no le impide atender en las mañanas la Secretaría parroquial y encontrarse como "el pez en el agua", solucionando problemas en todos lo niveles, dialogando y acercando a cuantos quieran conocer a Cristo y a su Iglesia. La Santería, con todo lo que representa en un Santuario, le roba también su tiempo.
Hace unos años atendió a su mamá a quien al final la ubicó en la misma casa geriátrica que conocemos y allí murió. Sus hermanas casadas y con hijos, tienen una comunicación continua y reciben las visitas de Clara en una ciudad del Gran Buenos Aires. 
Su hermano enfermó y gravemente. Gracias a las amistades de Clara, un diácono que estuvo en Santa Rosa -ahora sacerdote- pudo responder al pedido de prepararlo a bien morir, ya que po la distancia, hubiera sido imposible llegarse a él. ¡Delicadezas del Señor que ama a sus elegidos!
Y ya en el último tramo del camino, reuniendo fuerzas físicas y espirituales para responder al que la llamó con amor a muy temprana edad, en la no muy fácil relación con el párroco actual, sigue animosa la espera del Reino.

Su pascua fue el 30 de abril de 2020

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