domingo, 30 de marzo de 2014

Hna. Rosa Pérez

(Por Hna. Elvira Gómez)
"Estuvo unos días en Buenos Aires, en las vacaciones de enero, y muy especialmente para hacerse atender por el médico que trata sus males reumáticos, sufridos desde tiempo atrás, cuando a los 12 años -me contó hoy- tuvo que estar internada en un Sanatorio en Mar del Plata donde con un tratamiento solar y otras cosas muy efectivas pudieron erradicar la tuberculosis ósea que invadía sus caderas.
Conversamos y así me enteré que vivía, antes de entrar en la Congregación, en una casa a la vuelta de San Lorenzo, por lo cual conocía perfectamente al Padre Carboni y a las primeras Hermanas: Lucía, Cleonidas, Juliana, Amelia, como Auxiliares de la Parroquia.
A los 18 años ya deseaba entrar, pero ante la tremenda negativa de su familia, esperó un tiempo más y "escapó" de su casa.
Cuando yo entré, después de muchos años, tenía fama de religiosa virtuosa, sacrificada, fiel a lo que la voluntad de Dios le pedía.
Y así la conocí cuando se fundó el Noviciado en Moreno y acompañó a Robina, primera Maestra de novicias. Pero, estuvo allí, poco tiempo.
Apostólica, deseosa siempre de atraer a sus hermanos en la fe a una vivencia más rica, más comprometida con Cristo, pasó por varias Casas de la Congregación siendo su labor fecunda, más que por la preparación intelectual por su sencillez y sabiduría de Dios.
Ama especialmente a la juventud, sin escandalizarse por algunas actitudes, tan propias de ellos, sino descubriendo a través de esa cáscara la urgente necesidad de afecto no encontrado en familiares y amigos.
Tuve ocasión de comprobarlo cuando a la espera de un ómnibus que debía trasbordar, me contó la conversación de un grupo heterogéneo de jóvenes que la rodeó en la Estación.
Y cuando se enteraron de que era "monja", le preguntaron sobre la castidad y otras preguntas afines. Ella con toda sencillez y sabiduría los fue llevando suavemente a la fe en el misterio de Dios que llama para vivir con alegría lo que a ellos les parece imposible.
Por eso, casi a los 80 años, goza con el fútbol y el tenis con la pasión que conoce entre sus amigos.
Como siempre, el Señor generoso en su misericordia, ha permitido la reconciliación familiar después de años y hoy pasa varios días en compañía de sus hermanas cuando dispone de sus vacaciones.
La edad ya va poniendo sus límites: una sordera que comenzó a expresarse hace tiempo, la llevó a una desesperanzada operación. Pero, la prótesis -de uno entre mil- según dijo el cirujano, se descolocó a raíz de un esfuerzo provocado al volver de la anestesia.
El Señor le da fuerza, paciencia y la alegría de poder ser fiel hasta la muerte cargando con su cruz... "mi yugo es suave y mi carga ligera"...
Su pascua fue el 30 de marzo de 2013

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